Más de alguna vez te has enfrentado a las siguientes preguntas; ¿Para qué soy bueno (a)? ¿Que falencias quiero potenciar y que habilidades desplegar?, ¿En qué niveles me quiero desarrollar? ¿Qué quiero y necesito entregar y a quién o quiénes?, ¿Cómo lo quiero entregar?, ¿Cuánto voy a crecer si me capacito y cuánto voy a aportar a mi entorno, al todo?
Nacemos con lo que el Creador y la naturaleza nos regala, sin duda la vida entera es una capacitación, existen períodos formales e informales siempre dirigidos a prolongar, potenciar y complementar nuestra educación inicial, se da mediante la adquisición de conocimientos, en muchas ocasiones hace despertar nuestra verdadera vocación, aquel regalo ya adquirido, el cual es parte del misterio de nuestras vidas. El divino valor de la capacitación tiene que ver con el desarrollo de nuestras habilidades, nos hace crear cadenas y abre nuestra capacidad para mirar y estar con los demás, éstas cadenas se extienden en la adquisición de autoestima, autoreconocimiento, autovaloración, autoaceptación como seres dentro de la sociedad, por consecuencia crea nexos, lazos afectivos profesionales, capacidad de unificar criterios, de generar polémicas de alto nivel y necesarias para el desarrollo de nuestra sociedad, pero especialmente es capaz de acumular conocimiento y experiencia procesada para diseminarla y crear comunidad en consenso.
También podríamos decir que busca el cambio cualitativo o cuantitativo en el rendimiento de roles por parte de las personas, pero el término "cambio" cuando no está referido a objetivos, pudiera ser disperso y a su vez, las personas somos únicas y tenemos distintas cualidades las que nos hacen desarrollar de distintas formas un mismo rol.
Por lo mismo se hace imprescindible respondernos ¿Cuál es la base de nuestras vidas? Y al desarrollarnos cómo vamos dándole raíces y aportando a la raíz de la divinidad universal.
Personalmente cuando me ha tocado capacitar intento que los participantes se sitúen en el contexto de ¿Por qué estoy aquí?, esto porque la experiencia me ha demostrado que a veces los participantes "No quieren", "No pueden", o "No saben", por esto es necesario al partir una capacitación evocar el consenso de lo que nos une en ese proceso y permitir verbalizar las dudas o pretensiones que se quieren obtener como resultados personales y grupales. (También pueden ser miradas las respuestas cognitivas de los participantes).
Los factores que influyen generalmente para que cambiemos tienen que ver con el estímulo y la necesidad que nos provoque y por supuesto que sean parte del plan de desarrollo en el cual estamos situados, o desarrollando nuestro oficio.
Al capacitar o capacitarnos debemos tener en cuenta el o los objetivos desarrollados en los contenidos del o los cursos, si se acopla a lo que queremos servir, la profundidad con la queremos enfrentarlo, (demás está recordar la riqueza y el alcance que nos proporciona internet, la cual permite la profundización de cualquier tema y en cualquier nivel, si tenemos la estructura principal).
Y no menor es la metodología utilizada al servicio de los participantes, esta debiera lograr mantener la participación y el compromiso activo en una buena transmisión de los contenidos y generalmente está condicionada por numerosas variables: Tiempo disponible, espacio y comodidad, calidad y cantidad de los medios, nivel de complejidad de los contenidos en sí mismos o puestos en relación con los participantes, estructuras del curso, distractores presentes, etc. De la metodología nacerá el material didáctico (Presentaciones visuales, escritos, dibujos, etc) que se entregue y cómo este material nos hará parte con los otros para lograr el objetivo principal.
Los invito a pensar ¿Cuál es nuestra capacidad de asombro, de curiosidad activa, de entretención y de abrir nuestros canales para la adquisición de nuevos conocimientos?, se hará presente nuestra personalidad y motivaciones para ponerlos en práctica.
Compartiendo, la capa de citación trae consigo solo bendiciones y está en nosotros el optar por ellas, salvar nuestras vidas siendo superhéroes de nuestro autodesarrollo con todas las ricas emociones que aquello conlleva. Como consecuencia tendremos títulos o conocimiento, pero lo más importante habremos crecido como personas con y para los otros.
La capacitación es un valor humano de enorme potencial desde el cual se despliega un mundo entero para aplicar la creatividad y para desplegar y recibir magia. Aquella magia (amor) concreta que nos permite la construcción de un mundo interior, un mundo mejor, que me dices ¿Nos ponemos la capa?